EXPEDICIÓN RUTA DE LA SEDA 02

Día 6: Cañón de Yankikala y Gozli Ata

Por una carretera por momentos devorada por las dunas llegaremos trabajosamente al cañón de Yankikala, que emerge de pronto en medio del desierto dando contornos surrealistas. Con nuestro 4×4, buscaremos los mejores sitios panorámicos.

En sus cercanías, Gozli Ata, el mausoleo de un santo sufi del siglo XIV, lleva siglos atrayendo peregrinos de toda Asia Central, enmarcado en un entorno natural de tonos rosados. Haremos noche en una posada para peregrinos adjunta para admirar los cielos nocturnos del desierto.

Día 7. Darwaza, la puerta al infierno

Por la mañana temprano revisaremos bien los neumáticos y provisiones antes de seguir desierto adentro, por carreteras virtualmente desconocidas por el turismo, hasta llegar al cráter de Darwaza, también conocido como la puerta del infierno.

El cráter arde incandescentemente desde 1971, escondiendo secretos que se remontan a la exploración soviética del subsuelo. Se trata de uno de los paisajes más inusuales y remotos  de Asia Central. Haremos un asado al aire libre y, ante la ausencia total de hotelería,  dormiremos en yurtas cómodas y calefaccionadas.

Día 8. Damla, el pueblo perdido

Si un cráter de fuego eterno en medio del desierto ya es algo inusual, para nosotros, será la base para alcanzar una coordenada aún más insólita, la aldea de Damla que, unos 100 km al este, emerge rodeada de dunas como un oasis de vida tradicional turkmena.

A una galaxia de distancia de las extravagancias de Ashgabat, aquí los locales deben cruzar kilómetros de desierto en sus camellos para alcanzar los mercados más cercanos y proveerse de productos básicos. Nuevamente, en un sitio totalmente fuera de la huella turística, seremos autosuficientes y montaremos un campamento para pasar la noche.

Día 9. Kunya Urgench y cruce a Uzbekistán

Después del desayuno pondremos rumbo a Kunya Urgench, a través del desierto de Karakum, para explorar Kunya Urgench, la antigua capital de Khorezm y una de las ciudades de la antigua Ruta de la Seda mejor preservadas, cuyos restos de caravanserais, minaretes y mezquitas fueron declarados patrimonio por la UNESCO.

Tras una semana en Turkmenistán, y para estar a la altura de nuestro épico viaje, cruzaremos a Uzbekistán por una frontera lateral que, prohibida para extranjeros desde la Guerra Fría hasta pocos años atrás. Noche en Nukus.

Día 10. Nukus y Mar de Aral

Nukus puede parecer alejado de todo, pero su museo contiene la colección de arte vanguardista ruso, adquiridas de artistas deportados a Siberia, entre los que se encuentran los mayores exponentes del cubismo y el futurismo.

Después de una inesperada dosis de arte partiremos hacia Moynaq, nuestra base para conocer el Mar de Aral. Alguna vez el cuarto mar interior más grande del mundo, con su propia flota pesquera, el desvío de las aguas de los ríos Syr Darya y Amur Darya para cultivar algodón lo redujo al 10% de su gloria. Conduciremos nuestros 4×4 por su lecho seco y nos sorprenderemos ante los barcos encallados en el desierto.

Día 11. Moynaq -Khiva

Siguiendo el curso del Amu Darya y safiando el desierto de Kizil Kum llegaremos a Khiva, uno de los oasis más visuales de la Ruta de la Seda, un laberinto de mezquitas, madrasas y minaretes turquesa. 
Hasta bien entrado el siglo XIX pocos extranjeros lograban conocer Khiva sin ser degolladas, y el emirato vivía exclusivamente del saqueo de caravanas y venta de esclavos, lo que terminó justificando su conquista por la Rusia zarista.

Día 12. Khiva full day

Perderemos la noción del siglo en que estamos mientras dedicamos un día completo explorando las callejuelas, plazas y antiguas murallas de Khiva, declarada patrimonio UNESCO en 1990.
Khiva era un importante centro religioso, con casi un centenar de mezquitas y 56 madrasas de adobe, construidas por los cinco mil esclavos persas que habitaban la ciudadela. Aunque el tiempo borró lentamente algunas de ellas, desde 1990, el gobierno uzbeco ha relocalizado a la población local y preservado Khiva como un museo al aire libre, sin tráfico automotor.

Día 13. Khiva – Bukhara

Siguiendo el eje de esta antigua ruta caravanera llegaremos a Bujara, mi ciudad favorita de Uzbekistán. Si Khiva es una miniatura fotogénica, Bujara, una de las ciudades más sagradas de Asia Central, mantiene tanto la arquitectura ilustre como el bullicio de sus bazares, que durante siglos han comerciado con té, especias, seda, piedras precios y porcelana. 
Caminaremos palmo a palmo su centro histórico, que enamora con sus domos y pasadizos, y que fue cuna del poeta Ferdosí y de Avicenas, precursor de la medicina moderna.

Día 14. Bukhara full day

Continuaremos recorriendo las joyas de Bukhara, como el minarete de Kalón, de 1126, el edificio más alto de Asia Central a fecha de su construcción, y el único en la ciudad perdonado por la furia de Genghis Khan. Conoceremos caravanserais centenarias y casas de té que funcionan desde tiempos de la Ruta de la Seda.
Bukhara fue una de los últimos emiratos de Asia Central en ser conquistados por el Imperio Ruso, y meta de exploradores como Sir Richard Burnes, Marco Polo y Lord Curzon.

Día 15. Bujara – Samarcanda

En ningún lugar como en el Registán, la plaza central de Samarcanda, la arquitectura islámica despliega con tanta soberbia su dominio del espacio, con pórticos vertiginosos pero proporcionados, y una explosión de mayólica azul-turquesa.
Visitaremos en detalle este ensamble perfecto de mezquitas y madrasas enfrentadas y entenderemos por qué están decoradas con constelaciones y fieras salvajes, sin perdernos las tumbas reales de Shah-i Zinda y los murales sogdianos de Afrosiab, para rematar el día probando vinos uzbecos.

Día 16. Tashkent

Viajaremos a Tashkent para finalizar nuestro viaje, no sin antes hacer un paseo por los íconos de esta ciudad de herencia soviética, tan palpable en sus estaciones de metros, unas de las más fascinantes del mundo, combinando estética islámica abstracta con cosmonautas.